Los baños de Antonino
Las Termas de Antonino, ubicadas junto al mar en la antigua ciudad de Cartago, son un testimonio precioso de la grandeza de la África romana. A pocos pasos de Túnez, la vibrante capital de Túnez, estas termas simbolizaban el lujo y la ingeniería arquitectónica romana.
Construidas bajo el emperador Antonino en el año 165 d.C., después de quince años de trabajo iniciado bajo Adriano, este complejo monumental ofrecía un entorno suntuoso. Las termas estaban entre las más grandes del Imperio, con majestuosas cúpulas que coronaban tres niveles dedicados al bienestar, donde se fusionaban el calor, el vapor y el agua.
Ruinas evocadoras
Hoy en día, su esplendor se ha desvanecido, dejando imponentes ruinas que susurran de una época pasada. Solo quedan los niveles inferiores, que alguna vez estuvieron llenos de personal y maquinaria que mantenían las termas en funcionamiento. Sin embargo, estos restos aún inspiran admiración. Permiten a los visitantes comprender la impresionante escala del complejo y la ingeniería romana que lo animaba.
Una ruta señalizada guía a los visitantes a través del antiguo complejo, revelando maravillas en cada paso.
Los jardines y restos circundantes
Alrededor de las termas, los jardines invitan a explorar más. Los restos de una capilla cristiana del siglo VII y una «scola» del siglo IV recuerdan la larga historia de Cartago, desde sus raíces púnicas hasta su papel como bastión cristiano. Pasear por estas ruinas es sentir el peso de los siglos, donde diversas civilizaciones dejaron su huella.
Un viaje en el tiempo
Parado en estas piedras bañadas por el sol, con la brisa del Mediterráneo rozando la piel, uno puede casi imaginar la vida vibrante que llenaba estos muros. Los ciudadanos romanos venían aquí para bañarse, socializar y escapar del calor del día. Incluso en ruinas, las Termas de Antonino siguen siendo un símbolo majestuoso del pasado, ofreciendo una visión de la vida en Cartago y del vasto imperio que una vez dominó el mundo.