La mezquita subterránea de Sedouikech
La Mezquita Subterránea de Sedouikech es una de las curiosidades de la isla de Djerba que llama la atención. Entre Guellala y la calzada romana, no muy lejos del pueblo de Sedouikech, se encuentra una misteriosa mezquita bajo tierra. Si no se presta atención, pasa casi desapercibida, rodeada de olivos. Solo dos cúpulas son visibles a nivel del suelo. Además, su nombre explica bien su ubicación: «Jemaâ Louta». Restaurada por el Instituto del Patrimonio en 1990, esta misteriosa mezquita data de los siglos XII o XIII, cuando los ibadíes se refugiaron para practicar su culto.
Debes salir de Sedouikech en dirección a El Kantara y, allí, a unos pocos kilómetros, a la derecha, si estás atento, puedes ver una cúpula blanca en un campo de olivos. Pasa casi desapercibida. Restaurada en 1990, data de los siglos XII o XIII y se dice que sirvió de refugio para que los ibadíes practicaran su culto.
Las mezquitas subterráneas, excavadas en el suelo, son raras. Estas son las mezquitas llamadas «louta». Podrían haber sido lugares secretos de oración para escapar de la persecución, pero en Djerba los ibadíes resistieron ataques gracias a las numerosas mezquitas fortificadas. Quizás solo sea la continuación de los antiguos cultos bereberes de las cuevas – residencia de las deidades – o simplemente la evidente búsqueda de frescor como los molinos de aceite o los talleres de tejido. Los historiadores están divididos sobre el tema.
Desde el exterior, un pequeño muro bajo de piedra rodea la mezquita y solo emergen las cúpulas y la entrada sin puerta. Para entrar, es necesario agacharse – cuidado con la cabeza – y bajar una escalera empinada y estrecha que conduce a la única sala que tiene dos cúpulas y dos mihrabs, simples proyecciones en arco. La presencia de varios mihrabs es común entre los ibadíes. Una mezquita sin agua es impensable, por lo que justo al lado hay una gran fesguia para recolectar agua de lluvia y suministrar un pozo.
La historia de este lugar de culto utilizado por los ibadíes es mucho más antigua. Lo que llama la atención, además de ser subterránea, es que una vez dentro, a través de una escalera muy estrecha, encontramos dos mihrabs. La explicación radica en que antes de ser una mezquita, este edificio era una iglesia cristiana. La presencia de dos mihrabs se explica porque el bautismo solo se hacía una vez al año, en la Pascua, por lo que el espacio interior estaba dividido entre bautizados y no bautizados, con un mihrab para cada categoría.
Hoy en día el lugar ya no se usa como lugar de culto, se puede visitar y merece mejor conservación dada su singularidad.