El Museo Nacional del Bardo
El Museo Nacional del Bardo, instalado desde hace más de un siglo en el corazón de un palacio beylico, es el museo más antiguo de Túnez y el más grande del mundo por el número de mosaicos.
El museo contiene miles de objetos recogidos durante las excavaciones realizadas en todo el país.
Estos objetos, agrupados por departamentos y distribuidos en una cincuentena de salas y galerías, dan testimonio de las diferentes etapas por las que ha atravesado Túnez, desde la prehistoria hasta mediados del siglo pasado. Son, en orden cronológico: la prehistoria, el periodo púnico libio, los periodos romano y cristiano primitivo, con las secuencias vándala y bizantina y, por último, el periodo islámico que se extiende hasta la época contemporánea.
El Museo del Bardo ha adquirido fama mundial gracias a su colección de mosaicos, considerada la más rica, variada y refinada y que encuentra entre sus ilustraciones más bellas las pinturas que representan a Virgilio rodeado de musas, o el suelo que representa a Dioniso donando la vid a Ikarios, o ese otro que celebra el triunfo de Neptuno, por nombrar solo algunas piezas centrales. Pero esta no es la única riqueza del museo.
Entre las piezas principales del Bardo, cabe mencionar el “hermaïon”, un altar de la época musteriense (hace -40.000 años) considerado como una de las primeras formas de expresión espiritual de la humanidad: un montón cónico de 75 cm de alto y 1,50 m de ancho y formado por más de 4.000 pedernales, huesos y bolas de piedra caliza.
Del período púnico, hay que destacar la magnífica armadura de oro macizo de un guerrero de Campania, las joyas, la estela del sacerdote que lleva a un niño al sacrificio; Sin olvidar los numerosos objetos de mobiliario funerario refinado procedentes de varios países mediterráneos y que constituyen las colecciones griegas y egipcias del museo.
La colección griega se enriqueció providencialmente con el fruto de las excavaciones, realizadas en los años 1940 frente a las costas de la ciudad de Mahdia, en el naufragio de un barco hundido por la tormenta alrededor del siglo I y que transportaba el mobiliario y los elementos arquitectónicos de una vivienda patricia de la época helenística. Entre las obras maestras recuperadas de los fondos: un magnífico Agôn de bronce, de 1,20 m de altura.
La época romana proporcionó la mayor parte de las colecciones del Bardo: mosaicos, por supuesto, pero también estatuas, cerámicas, joyas, monedas, objetos de culto, objetos de uso cotidiano, etc.
El departamento islámico contiene, en una decoración árabe-islámica, objetos de varios períodos, manuscritos, joyas, piedras talladas y madera, objetos de uso cotidiano de la tierra. Alrededor de un elegante patio, dos pequeñas salas albergan objetos que pertenecieron a la familia reinante y una tercera sala contiene objetos de culto judío.