Ciudad de Soliman
La ciudad de Soliman, también conocida como Slimane, es una ciudad costera de Túnez. Está situado en la entrada suroeste de Cap Bon, al sureste de Túnez. Adjunta a la gobernación de Nabeul, la ciudad sirve como sede de una delegación y ha crecido continuamente a lo largo de los años. En 2006, tenía una población de 41.846, mientras que el municipio contaba con 37.749 residentes en 2014.
Una llanura fértil y un centro económico
Situada en el corazón de una llanura fértil, Soliman se ha convertido en un centro vital para la comercialización de productos agrícolas del campo circundante. La ciudad también cuenta con una gran zona industrial que incluye fábricas de construcción mecánica, particularmente aquellas que fabrican equipos automotrices. A medida que la urbanización continúa expandiéndose, Soliman se está transformando gradualmente en un suburbio de Túnez.
La pintoresca costa de Solimán
Una hermosa playa se extiende a lo largo de cinco kilómetros al noroeste de Soliman, ubicada en el fondo del Golfo de Túnez. Esta playa no sólo ofrece un lugar para relajarse sino que también ofrece a los visitantes una impresionante vista panorámica de los alrededores.
Un punto de inflexión histórico
El 3 de enero de 2007, Soliman apareció en los titulares como escenario de un tiroteo mortal entre las fuerzas del orden tunecinas y presuntos terroristas islamistas. Este evento marcó un momento significativo en la historia moderna de la ciudad.
La herencia otomana y andaluza
La importancia histórica de Solimán se remonta al siglo XVI, cuando los soldados turcos del Imperio Otomano se establecieron en la región. Se cree que el nombre de la ciudad proviene de un terrateniente turco que tenía una gran propiedad agrícola en la zona. En el siglo XVII, Solimán vivió otra oleada de crecimiento con la llegada de poblaciones moriscas, que fueron expulsadas de Andalucía.
Influencias arquitectónicas y culturales
Como muchas otras ciudades de Cap Bon (como Nabeul y Grombalia) y el valle de Medjerda, Soliman ha conservado muchos vestigios de su herencia andaluza. Esto es particularmente evidente en el diseño y la arquitectura de la ciudad. El centro histórico presenta un entramado de calles estrechas que se cruzan perpendicularmente, un diseño característico de influencia andalusí. Las casas son pequeñas, a menudo con un patio central a la sombra de un árbol. Cada casa suele incluir un espacio habitable (dar), un área de servicio (douira) y un establo (makhzen). Las familias más ricas agregaron un piso adicional a sus casas y muchos edificios cuentan con puertas de madera pintadas y ornamentadas. Las casas encaladas, a veces rematadas con tejados de tejas verdes, dan a la ciudad un aspecto distintivo.
Mezquitas: una mezcla de culturas
En el corazón de la ciudad, dos mezquitas reflejan la rica historia cultural de la ciudad. El primero, de rito malikita, es identificable por su minarete construido sobre una base cuadrada. El segundo, de rito hanafí (introducido por los turcos), destaca por su minarete octogonal. Juntas, estas mezquitas simbolizan la combinación de influencias otomanas y andaluzas que han dado forma a la identidad única de Soliman.